Durante varios años colaborando con distintos fotógrafos de bodas y eventos detectamos errores graves, que hacían que la mayoría de esos trabajos no tuvieran la calidad suficiente. Las parejas no nos conocían, no conocían a las personas que iban a retratar su día, ni nosotros podíamos saber nada de ellos. No había ningún contacto previo a ese día. Desde ese momento empezamos a pensar en la creación de una empresa propia, con unos valores claros.